Liderar en un mundo imperfecto
En mi reciente libro, aparecido en LID Editorial con el título que antecede a estas líneas, recojo el comentario de cierto directivo, ayuno de sentido común, que al incorporase a su nueva responsabilidad, sermoneó con displicencia:
– Cuando dirijo una fábrica me gusta controlarlo todo.
Los empleados detuvieron la producción:
– ¡Ahora puede hacerlo!, le espetaron.