Para los fanáticos, el fin justifica cualquier medio
Las ideologías cuajadas en estructuras sectarias acaban colectivamente convencidas de su superioridad; en consecuencia, sus fines pronto justifican cualquier medio por espurio que pueda parecer a un observador imparcial. En el caso del comunismo, el nazismo o el nacionalismo (que parten de razonamientos extremistas paralelos) la supuesta meta sublime es, además, palanca suficiente para eliminar cualquier concepto objetivo de verdad. Su avieso modo de inferir provoca necesariamente eunucos intelectuales.